miércoles, 29 de junio de 2011

Cuidar los caladeros donde pesca la empresa

La semana pasada asistí a la fiesta de fin de curso de mi hija pequeña. Fue un sencillo y emotivo acto en la que su profesora le entregaba un diploma como recuerdo del final de su etapa de educación infantil.

Para la profesora, “la seño” como le llama mi hija, ha sido un momento muy emotivo, ya que se despide de unos niños que han estado tres cursos con ella y más después de haber disfrutado de una etapa de sus vidas que será irrepetible. Etapa en la que “la seño” ha contribuido a conformar en mi hija la parte más importante del 25% de la parte aprendida que todos tenemos en nuestras vidas. El otro 25% es la parte genética y el 50% restante es la parte elegida.

Este momento vivido me ha hecho reflexionar sobre el Management y sobre la proliferación de sesiones en el entorno empresarial sobre Liderazgo, Inteligencia Emocional, Coaching… al postularse como las herramientas del siglo XXI para el logro personal y profesional. Sin embargo en el sistema educativo seguimos anclados básicamente en los paradigmas educativos de la Revolución Industrial de siglo XIX, que universalizó un sistema excesivamente basado en la memorización, en la jerarquía de materias…



Las tres aptitudes más deseadas en la selección de futuros empleados, entre cientos de reconocidas y exitosas empresas, son: la habilidad para la comunicación, la habilidad para las relaciones interpersonales y la iniciativa. Las aptitudes que buscan en los alumnos que quieren ingresar en Harvard Business School son: empatía, afinidad, cooperación. Todo esto apunta a una clara primacía de la las aptitudes emocionales frente a las facultades puramente cognitivas para alcanzar un exitoso desempeño.

Desde la primera utilización masiva de los test de inteligencia que se hizo a los reclutas estadounidenses en la I Guerra Mundial hasta la fecha, el Coeficiente Intelectual (C.I.) promedio ha ascendido 24 puntos porcentuales en los países desarrollados, si bien se ha producido una paradoja importante: al mismo tiempo que el C.I. de los niños mejora, su Inteligencia Emocional (I.E.) está disminuyendo. En promedio los niños se han vuelto más solitarios, depresivos, coléricos y rebeldes, más nerviosos, más impulsivos y agresivos.

La asimetría entre los requerimientos de la vida diaria y como se forma a nuestros hijos en el sistema educativo requiere de una trasformación que de cómo resultado en ellos una reducción de la impulsividad, que sean más reflexivos, un mayor desarrollo de su fluidez verbal, la utilización del razonamiento en la resolución de problemas y en definitiva formarlos para que se enfrenten a la vida con mayor criterio.

Si en el mundo empresarial hacen falta personas que creen y lideren entornos de alto rendimiento, que sepan aumentar la satisfacción de los empleados de manera que se sientan pagados por su esfuerzo por algo más que dinero, ¿por qué no cuidamos los caladeros de donde van a salir nuestros futuros directivos y trabajadores?

La testaruda realidad nos pone de manifiesto que existen demasiadas personas que odian sus trabajos, y sin embargo seguimos perpetuando viejos paradigmas en los niños “estudia farmacia y así heredaras la botica de tus padres” que al llegar a la vida profesional tenemos que sustituir por los que nos hacen realmente eficientes y felices: “trabaja en aquello que te apasione”

Se hace urgente un cambio de modelo educativo que incorpore modificaciones en la forma de enseñar, que pase de un enfoque muy memorístico a un aprendizaje más abierto a opciones, a la búsqueda de alternativas, a la creatividad (como decía Picasso, todos los niños son artistas al nacer, el problema es que lo sigan siendo conforme van creciendo), dotar de herramientas para desarrollar el lado emocional del aprendizaje (en algunas escuelas de EE.UU. se imparten asignaturas como la aritmética de los sentimientos y la gramática de las emociones), fomentando la disciplina y solidez personal (en el 2010 entre los medicamentos más vendidos en España se encuentran un antidepresivo y un anti psicótico en 2ª y 3ª posición respectivamente).

viernes, 3 de junio de 2011

¿Brainstorm de ejecutivos extresados? No, gracias.

"Philip Glass, the contemporary composer, works on his new compositions only between 11 a.m. and 3 p.m. That’s the time, he says, when his creative ideas come to him. When filmmaker George Lucas needs to write or edit a script, he sequesters himself in a small cottage behind his house where he gets no calls or visitors.

A lesson in managing creativity can be found in the work discipline of such inventive geniuses: A protected bubble in time and space fosters the imaginative spirit."
Daniel Goleman: http://danielgoleman.info/2011/06/02/want-creative-workers-loosen-the-reins-boss/

Mi propuesta es la siguiente:
Coge a todo tu equipo y llévalo a un lugar inspirador fuera de la oficina: http://www.aerohispalis.com/
Después de un vuelo y una comida distendida seguro que encontraras un buen puñado de ideas que rentabilizaras exponencialmente respecto a la inversión.