jueves, 25 de agosto de 2011

Sinergia

Este verano he tenido la “suerte” de comprobar cómo se unió todo un pueblo a la 1:00 de la madrugada para apagar un fuego. Las rencillas entre vecinos -algunas que parecen irreconciliables- desaparecieron por un momento, y todos cooperaron ahogando el ego y el orgullo en el esfuerzo para lograr evitar que nadie sufriera y que la riqueza del pueblo no quedase arruinada. Cuando llegaron los bomberos el fuego ya había sido sofocado por los vecinos y habían evitado una tragedia que habría sido incalculable.

Para muchos estos acontecimientos pueden ser excepcionales e insólitos, si bien podemos conseguir que se produzcan cotidianamente, y esto es lo que enseñan las mejores escuelas de negocios del mundo: London Business School, Harvard Business School, I.E. Business School, I.E.S.E. Business School, …

Para todo el que ha pasado por algún programa en estas escuelas de negocios, la experiencia más importante no es el conocimiento adquirido ni la excelencia de los profesores que tuvieron, que obviamente es incuestionable en la mayoría de los casos, sino la cultura cohesiva y sinérgica que se genera entre todos y cada uno de los compañeros y que no concluye con la finalización del programa. Es más, empuja a los participantes a mantenerla durante muchos años, y en muchos casos, durante toda la vida.

¿Qué es lo que les pasó? Dichos programas están planteados para que los participantes experimenten algo tan elemental como que el todo es más que la suma de las partes. Si quieren ser la alta dirección del futuro han de enraizar en sí mismos que la sinergia es la esencia del liderazgo transformador.

En la sociedad que nos ha tocado vivir, donde la diversidad cultural de las personas de nuestro entorno se ha convertido en lugar común, se requiere de personas capaces de abrir mente y corazón a nuevas alternativas, a ser sinérgicos y catalizar, unificar y liberar la más importante energía que reside en el interior de cada uno.

martes, 16 de agosto de 2011

Como provocar cambios


Todos queremos que cambien muchas cosas en lo personal, en lo familiar, en lo profesional, en lo político, en lo social… pero en demasiados casos queda supeditado a un cambio de los demás o de las circunstancias: si fulanito hiciera, dijera, fuera… entonces yo haría, diría, sería…

Siempre que pensamos que el problema está “allí afuera” otorgamos a lo qué está ahí fuera el poder de controlarnos. Si finalmente se produce alguno de los cambios que ansiamos será a pesar de nosotros.

El recorrido tiene que ser siempre de adentro hacia afuera y no de afuera hacia adentro. Si queremos cambios hay que ser distintos para provocar un cambio positivo en lo que está allí afuera.

Lápida en la abadía de Westminster : “Cuando era joven y mi imaginación no tenía límites, soñaba con cambiar el mundo. Según fui haciéndome mayor, pensé que no había modo de cambiar el mundo, así que me propuse un objetivo más modesto e intenté cambiar sólo a mi país. Pero con el tiempo me pareció también imposible. Cuando llegué a la vejez, me conformé con intentar cambiar a mi familia, a los más cercanos a mí. Pero tampoco conseguí casi nada. Ahora, en mi lecho de muerte, de repente he comprendido una cosa: si hubiera empezado por intentar cambiarme a mí mismo, tal vez mi familia habría seguido mi ejemplo y habría cambiado, y con su inspiración y aliento quizá habría sido capaz de cambiar mi país, y quién sabe, tal vez incluso hubiera podido cambiar el mundo



martes, 2 de agosto de 2011

Un mar picado...la vida


"La alegria te la da el triunfo, pero si el triunfo no te ha costado nada la felicidad no es ni mucho menos la misma"
Rafa Nadal.