El fin de semana pasado estuve con un amigo que acaba de pasar unos días con su mujer y su hija visitando a su familia en Cuba.
Conocer la realidad cubana de la
mano de un cubano que no tiene pelos en la lengua genera un doble efecto, el primero es el desconsuelo de ver como los
medios de comunicación se hacen cómplices de las corruptelas políticas al dar
más cobertura informativa a los últimos escarceos amorosos de un o una don
nadie, que a la lamentable realidad social a la que se enfrenta todos los días
el pueblo cubano, o cualquier otro… El segundo efecto, que es el que me gusta,
es la inyección de energía que genera el coraje, la valentía y el trabajo duro
de tantos cubanos, que para sacar a su familia adelante hacen cosas
sorprendentes.
Una excursión que puedes hacer si
estas en Cuba es ir a visitar la barrera de coral y nadar entre millones de
peces de colores. Para llegar hasta allí tienes que coger un catamarán y dirigirte
a alta mar hasta llegar al punto exacto. Cuando vas en dicha embarcación la
pregunta de los turistas cuando se aproximan es: -¿pero donde están los peces? La contestación suele ser: -¿Veis al hombre boya? Pues allí están…
Lo habitual en los turistas es
pensar que tienen una baliza que señala el punto indicado, que al tener la
forma de una silueta humana flotando en el agua, la denominan el hombre boya,
pero lo sorprendente es que cuando llegan descubren que se trata de un hombre
que tiene una tabla de surf y un traje de neopreno, que podrían ser del siglo
pasado, además de una cámara de fotos sumergible. Una vez que los turistas
entran en el agua, el hombre boya les hace fotos para que si quieren puedan
tener un recuerdo de aquella experiencia.
La siguiente pregunta que hacen
los turistas cuando regresan y se alejan en el catamarán del hombre boya es: ¿este hombre se queda aquí sólo flotando en
el mar?...
Este hombre no está contratado
por los hoteles que organizan la excursión, es autónomo, y por la mañana coge
su tabla y su cámara de fotos y se adentra nadando hasta la barrera de coral. Allí
permanece desde las 9:00 hasta las 15:00 esperando que vayan llegando los
turistas, y si tiene suerte el último barco le deja que suba para evitar que
tenga que volver a nado. Luego va a los hoteles donde se alojan los turistas y
les ofrece las fotos por unos pocos dólares.
Esto me invita a sugerir:
1.- Si queremos saber que sucede
tenemos que viajar, conocer gente y hablar con ellos… de los medios de
comunicación olvídate.
2.-Busca
una foto que te recuerde al hombre boya y ponla en tu trabajo -aunque tu actual
trabajo sea buscar trabajo- y cuando el cansancio, la rutina, la inexistencia de
un equipo inspirador te llene de pensamientos negativos, piensa en él: EL
HOMBRE BOYA