He tenido la suerte de asistir a una conferencia de Alex Rovira y me ha gustado su forma de movilizar a la acción. Te dejo con un buen post suyo:
¿Conoces el significado del concepto longanimidad? Es una palabra muy poco conocida y cuyo significado, según el Diccionario de la Real Academia, es: “Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. Benignidad, clemencia y generosidad”.
¿Conoces el significado del concepto longanimidad? Es una palabra muy poco conocida y cuyo significado, según el Diccionario de la Real Academia, es: “Grandeza y constancia de ánimo en las adversidades. Benignidad, clemencia y generosidad”.
Si
olvidamos las palabras que nombran los conceptos esenciales, no podemos
convocarlos. Pero si sabemos que existen y qué camino nos indican, nuestra vida
puede cambiar.
Ilustraré
esté principio con un caso real:
Dick
Hoyt es un ex militar estadounidense de nacido en 1940 (luego, hoy tiene 72
años), hoy reciclado en profesor. Dick protagoniza junto a su hijo Rick, nacido
en 1962, una de las demostraciones de superación más increíbles de la historia.
Rick
es un discapacitado con parálisis cerebral de nacimiento, lo que le impide
hablar, andar, manipular, moverse libremente, coordinar de manera adecuada
manos y brazos. Se comunica a través de un programa informático especial que
interpreta los movimientos de la cabeza y los traduce en palabras con las que
construye frases.
Fue
a los 12 años cuando Rick pudo expresarse por primera vez de esta manera.
Gracias a que sus padres no renunciaron a que tuviera un papel activo y
autónomo en su vida y a que ignoraron el diagnóstico de los médicos que
indicaron que se mantendría en un estado vegetal permanente se produjo el
milagro que ahora te contaré.
También
fue mérito de los ingenieros de la Universidad Tufts, que reconocieron que el
sentido del humor que manifestaba Rick indicaba inteligencia. A sus 12 años
Rick fue capaz de aprender a usar ese ordenador especial para comunicarse
mediante los movimientos de la cabeza. Las primeras palabras que logró escribir
fueron “¡Vamos, Bruins!”, un grito de ánimo para su equipo local, por lo que su
padre comprendió que era un amante del deporte y decidió embarcarse con él en
una peculiar aventura para realizar los sueños de su hijo: entrenar y competir
juntos en maratones, triatlones y grandes desafíos físicos, llevándolo como un
adulto lleva a un bebé en su carrito.
Con
el ejemplo de su padre Rick ha visto de primera mano cómo es posible lo
aparentemente imposible, cómo la fuerza del amor y la voluntad de mejorar ganan
la partida por goleada a la resignación y a la apatía.
Conocidos
como el “Equipo Hoyt”, Dick y Rick hicieron juntos su primera carrera en 1977.
Desde entonces y hasta hoy han participado en más de mil competiciones,
incluyendo más de doscientas cuarenta triatlones (seis de los cuales fueron
competiciones Ironman, que consisten en completar una maratón completa —es
decir, cerca de 44 kilómetros de carrera—, junto con 180 kilómetros en
bicicleta, a los que hay que añadir cuatro kilómetros a nado; todo seguido, una
prueba tras otra). A su palmarés se añaden veinte duatlones y más de setenta
maratones, incluyendo veinticuatro maratones de Boston consecutivas.
Es
impresionante ver cómo el padre, Dick, lleva a Rick, con cerca de setenta kilos
de peso, en una silla especial acoplada a su bicicleta, lo arrastra en un bote
cuando nada o lo empuja en una silla de ruedas adaptada cuando corre.
Uno
no puede llegar a entender cómo un hombre a tal edad tiene la energía para
culminar una competición más que durísima como es la Ironman mientras carga con
el peso de su hijo y de los dispositivos necesarios para ello; además ha
obtenido unos registros asombrosos.
Gracias
al ejemplo de su padre, Rick estudió, acabó el bachillerato y se licenció en
educación especial por la Universidad de Boston. Actualmente vive una vida
autónoma en su propio apartamento y es un profesional que trabaja en el Boston
College.
Los
milagros existen. La crisis los propicia, si queremos, si creemos que podemos.
Y aunque nada nos garantice que todo tenga un final feliz, ejemplos como éste
nos brindan, sin duda, nuevas perspectivas. Te aconsejo vivamente que inviertas
cuatro minutos de tu vida en contemplar este vídeo adjunto. http://www.youtube.com/watch?v=L6njC9VC9_k
Al
ver tal historia de vida y de sobreesfuerzo de este equipo padre-hijo uno no
puede más que conmoverse profundamente y pensar que hay crisis que parecen
insuperables pero que, como humanos, nuestra batería de recursos para
gestionarlas y superarlas es mucho mayor de lo que imaginamos.
¿Podemos
lograr todo lo que deseamos? No. Pero sí que podemos lograr más de lo que
imaginamos si movilizamos la fuerza de nuestro amor con altas dosis de
longanimidad y voluntad.
Ya
lo dijo el poeta latino Publio Virgilio: el amor todo lo vence. Y aunque no
siempre sea así, lo que tengo muy claro es que si algo da sentido a esta vida,
por encima de todo, es el amor. Y esta historia es una muestra de ello.
Deseo
que os inspire.
Besos,
abrazos y feliz semana,
Álex Rovira
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