viernes, 21 de octubre de 2011

Tener una vida bien vivida

Ayer conversaba con mi mujer sobre la necesidad de una real conciliación de la vida familiar y profesional, y recordé una historia que no sólo es mía sino de cualquier padre o madre:
"Un día mi mujer (o mi ex) me pide que salga antes del trabajo para recoger a uno de mis hijos del colegio porque ella no puede. Esa tarde lo llevé al parque, jugamos, caminamos, merendamos, lo bañé, le puse el pijama, le conté un cuento, lo acosté, lo arropé, lo besé y dije: ¡buenas noches hijo mío!.
Cuando estaba saliendo de su habitación me dijo: ¡papa, este ha sido el mejor día de mi vida!"
La realidad es que no habíamos ido a Disney ni le había comprado una play station, pero lo cierto es que las cosas pequeñas cuentan y tener una vida equilibrada no significa hacer cosas increíbles. Con pequeñas cosas, pero sin escondernos en los momentos de calidad como necia justificación de nuestra incompetencia, podemos transformar de forma radical la calidad de nuestras relaciones y así transformar la sociedad consiguiendo transformar la definición de éxito a "tener una vida bien vivida".

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