viernes, 18 de marzo de 2011

Una lavadita

Hoy más que nunca el mundo empresarial necesita directivos que sepan pensar, sopesar las cosas, comprometerse, que sepan escuchar, entender al otro y ayudar a que las posturas se acerquen. La velocidad de la historia se acelera y la presión competitiva empuja a la angustia y la ansiedad, y esto requiere un alto grado de inteligencia emocional para bajar el balón al suelo y dar un pase de 40 metros al pie…


 
Hoy quiero compartir una sencilla historia que me contaron y que habla de...Inteligencia Emocional:

Madre e hijo de 5 años contemplan la lluvia desde el interior del escaparate de una tienda.
Hijo: “Mama, corramos a través de la lluvia”
Madre: “Pero si lo hacemos nos empaparemos”
Hijo: “No mama, no nos empaparemos. Eso fue lo que le dijiste esta mañana a papa…”
Madre: “¿Esta mañana? ¿Cuando dije que podemos correr a través de la lluvia y no mojarnos?”
Hijo: “Y ya no lo recuerdas? Cuando hablabas con papa acerca de su cáncer, le dijiste que si Dios nos hace pasar a través de esto, puede hacernos pasar a través de cualquier cosa”
La respuesta era importante ya que el niño se encontraba en ese momento crucial en la vida en el que la inocencia y la confianza podían ser motivadas, de manera que algún día florecieran en una inquebrantable fe…
Madre: “Amor, tienes toda la razón. Corramos a través de la lluvia y si Dios permite que nos empapemos puede ser que El sepa que necesitamos una lavadita”
Y salieron corriendo…

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